5 de diciembre de 2025

Tras un allanamiento, la Fiscalía con la Policía Nacional y representantes del Instituto Paraguayo del Indígena (Indi) encontraron que comercios locales de Yasy Cañy estaban ofreciendo productos de kits entregados a líderes de las comunidades indígenas de la zona.
GUAJAYVI. Nativos de 14 comunidades provenientes de los departamentos de Canindeyú y San Pedro esperan la distribución de víveres por parte del Instituto Paraguayo del Indígena (Indi). Los líderes, acompañados por algunas familias, se encuentran acampados al costado de la ruta PY08, cerca de la rotonda de la Calle 6.000, aguardando la llegada de los alimentos no perecederos desde la capital del país.
La Articulación Nacional Indígena por una Vida Digna (ANIVID) presentó una propuesta de ampliación presupuestaria para el Instituto Paraguayo del Indígena (Indi), que se enfoca en la “compra y regularización de tierras para las comunidades”. Hablan de unos US$ 142 millones para la compra de más de 56.000 hectáreas en las regiones Oriental y Occidental. Reclaman que para el 2026, el presupuesto del Indi apenas es para adquirir 106 hectáreas.

Más de 800 vecinos del barrio Corumbá Cué, zona Universo, de la ciudad de Mariano Roque Alonso expresan su desacuerdo con la posible instalación de la oficina del Instituto Paraguayo del Indígena (Indi). Presentaron una nota y solicitaron hablar con el titular.

Miembros de la comisión vecinal del barrio Rodríguez de Francia de Asunción volvieron a expresar su repudio a la idea de volver a instalar una sede del Instituto Paraguayo del Indígena sobre la calle Don Bosco, como el nuevo presidente de la institución insinuó. Desde su mudanza al interior, el Indi no cuenta con una sede propia en la capital - algo a lo que está obligado por ley - y actualmente funciona de manera provisoria en la sede del Ministerio de Educación.
Pobladores del barrio asunceno Doctor Francia se oponen a que la sede del Instituto Paraguayo del Indígena (Indi) vuelva junto al Hospital Militar allí situado, donde estuvo instalada antes de terminar en un cuartel militar de la avenida Artigas, tras un par de mudanzas. Según la “muy triste” experiencia de una vecina, cuando los nativos llegaban allí, la calle se volvía un “basural” donde hacían sus necesidades. La situación habría llegado al colmo de que fallecían bebés y de que las niñas eran víctimas de abusos. Es comprensible el temor de que esta historia, aún más penosa que la también sufrida por vecinos del barrio Las Mercedes, se repita en las adyacencias de cualquier lugar en que se ubique el Indi, sin que la vía pública sea despejada por las fuerzas del orden. Es que no hay visos de que el drama indígena vaya a concluir en breve.