El médico irlandés que desmintió rumores sobre las «atrocidades» paraguayas en la Guerra Grande

En su artículo de hoy en este mismo suplemento, el profe Thomas Whigham relata cómo fueron atribuidos a los soldados paraguayos bárbaros cortes de orejas durante la toma de Corumbá, en la Guerra Grande. Esos rumores fueron desmentidos varios años después, en 1871, por un médico irlandés llamado Thomas Hutchinson en una charla impartida ante la Liverpool Literary and Philosophical Society. Pero ¿quién era Thomas Hutchinson?

The Lamp Hotel, Stoneyford, circa 1910.
The Lamp Hotel, Stoneyford, circa 1910.Archivo, ABC Color

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En su artículo «Las “atrocidades” paraguayas en Mato Grosso en 1865 y la necesidad de una consideración más racional del pasado», publicado hoy en este mismo suplemento, el profesor Thomas Whigham nos cuenta cómo fueron atribuidas a los soldados paraguayos prácticas bárbaras de cortes de orejas en la Guerra Grande, y cómo un testigo extranjero desmintió aquellos rumores. ¿Quién era ese testigo?

Era Thomas Joseph Hutchinson, médico, diplomático y escritor de viajes irlandés nacido el 18 de enero de 1802 –según algunas fuentes, 1820– en Stoneyford, condado de Kilkenny (1). Hutchinson estudió medicina en Alemania y se graduó en 1933 en la Universidad de Göttingen. Diez años más tarde, en 1843, lo encontramos como cirujano del Hospital Saint Vincent de Dublín, y en 1849, establecido en Lancashire, Inglaterra. Algún tiempo después, partió a África como cirujano principal de la expedición de John Beecroft a los ríos Níger, Tshadda y Binue (1851-54). Allí investigó el uso de quinina para prevenir la fiebre en la malaria y –si bien sir Richard Burton escribirá en Two Trips to Gorilla Land (2) que Jean Baptiste Douville se le había adelantado («[Douville] preceded Dr. Hutchinson in the use of quinine wine»)–, a fines de aquella década de 1850 se comercializó el Dr. Hutchinson’s Quinine Wine (Vino Quinado del Dr. Hutchinson), producido por William Bailey & Son, de Horseley Fields Chemical Works, en Wolverhampton.

En 1855, Hutchinson fue nombrado cónsul de Biafra, y en noviembre llegó a Port Clarence (hoy Malabo, Guinea Ecuatorial) con su esposa Mary. Volvieron a Inglaterra en junio de 1860 por razones de salud, junto con Fanny Hutchinson, niña africana que habían adoptado. En 1861 lo reemplazó el antes citado capitán sir Richard Francis Burton. Hutchinson fue nombrado cónsul en Rosario, Argentina, en 1861, y exploró la zona hasta el río Salado –habla de esa expedición en su libro Buenos Ayres and Argentine Gleanings: With Extracts From a Diary of Salado Exploration in 1862 and 1863, publicado en 1865 (3)–. Envió a la Sociedad Etnológica de Londres en 1868 su artículo «The Tehuelche Indians of Patagonia» («Los indios tehuelche de la Patagonia»), que fue publicado en 1869. Durante la epidemia de cólera en Rosario en 1867, él y su esposa improvisaron un Sanathorium en el que ambos atendieron y administraron medicinas gratis. El doctor escribirá en «El cólera en el Rosario. Informe sobre la epidemia en el Rosario, durante el mes de abril de 1867», publicado en la Revista Médico-Quirúrgica de Buenos Aires: «…en cuanto a las causas nos encontramos hoy en el día tan á oscuras como lo estuvieron los médicos de ahora dos siglos, respecto de la grande peste que apareció en Londres en el año de 1665, como también respecto al cólera asiático que, surjiendo de la ciudad de Jessore en 1807 (Indostán), se propagó por toda el Asia con espantosa rapidez, y arrebató la existencia de millones de seres humanos, en un período de tiempo relativamente reducido» (4).

También sir Richard Burton recordará esa epidemia: «En ocasión de nuestra primera visita, mi buen colega el Sr. Thomas Hutchinson, cónsul de Su Majestad Británica, estaba en Inglaterra con licencia por enfermedad. En la segunda lo encontramos preparándose para abandonar su pequeña quinta en los suburbios. Había prestado un heroico servicio durante las terribles epidemias de cólera que asolaron Rosario de marzo a mayo de 1867 y de diciembre a febrero de 1867-8. En un solo mes (abril) hubo que enterrar 492 víctimas en el cementerio de la iglesia. La mayoría huía de los enfermos, incluso de los que padecían colerina, una epidemia que aparece en la zona casi anualmente con los grandes calores y las lluvias otoñales. Mi colega contaba con la hábil asistencia de las Hermanas de la Caridad, con su tradicional devoción a la causa de la humanidad sufriente, y de la Sra. Hutchinson, quien al igual que él no logró salir ilesa. El cónsul fue víctima de un cobarde ataque bajo la forma de una caricatura. Los galenos locales, quienes con su tratamiento de sangrías habían mandado decenas a la tumba, estaban más que gustosos de ensuciar a un médico que curaba a muchos pacientes con cloroformo, clorodina y aplicaciones de brandy y trementina» (5).

Hutchinson también fue cónsul en Montevideo, donde tuvo una farmacia en la esquina de 25 de Mayo e Ituzaingó, la Farmacia Británica. En octubre de 1870, fue nombrado cónsul en el Callao; el 1 de marzo de 1871 zarpó de Liverpool, y llegó al Callao el 22 de abril con su esposa e hija. Escribió Two Years in Peru (6), publicado en Londres en 1873 en dos tomos, con relatos del viaje desde Liverpool, el Estrecho de Magallanes, Tierra del Fuego, Punta Arenas, los pueblos al sur de la Patagonia, Valparaíso, Santiago, Iquique, Tarapacá, la llegada al Callao, observaciones médicas, etnográficas, arqueológicas, sobre comercio, salud, educación, política y costumbres locales. Los dos tomos están ricamente ilustrados con bocetos a lápiz de José María Zaballa, grabados de John Schumaker y fotografías de V. L. Richardson. Un capítulo habla del combate del Callao del 2 de mayo de 1866, cuando la flota española abandonó la batalla (fecha celebrada en Perú desde entonces). El almirante español Miguel Lobo y Malagamba, que participó en ella, publicó en 1874 el folleto Un hijo de Inglaterra a quien le ha dado por viajar en las Regiones Americanas que fueron de España y por escribir sendos dislates sobre ellas y sus antiguos dominadores (7), 77 páginas contra el libro de Hutchinson y contra Hutchinson, a quien reprocha (a veces quizá de modo atendible) algunas malas traducciones del español al inglés, la prescindencia de la ñ y la manía de reducir a una sola las dos rr cuando tienen la infortunada ocurrencia de aparecer juntas. Hasta aquí los intentos de quien esto escribe de sintonizar con Lobo, que por desgracia enseguida se pone impertinente al punto de ensalzar la conquista española de América con argumentos que, para decirlo de un modo suave, no han envejecido demasiado bien. Lo que más enoja al almirante Lobo es, evidentemente, el relato del combate del 2 de mayo de 1866, sobre el cual cuestiona a Hutchinson cada punto: si la flota española, para Hutchinson, tuvo que batirse en retirada debido a la paliza recibida, para Lobo los oficiales simplemente seguían instrucciones, etcétera, etcétera.

Tampoco el argentino Bartolomé Mitre parecía admirar demasiado al doctor: considera que su escritura no tiene «orden ni método científico» y que «sus libros, conteniendo algo útil, no responden a ninguna idea, ni tienen un carácter durable. Su mejor obra es sin duda un periódico estadístico-comercial en inglés, que publicó aquí» (8). (Mitre se refiere con eso último a Argentine Citizen, semanario de corta vida que Hutchinson editó en Rosario del 10 de enero al 25 de abril de 1865 y que alentó la inmigración de Gran Bretaña e Irlanda).

Como cónsul británico en el Callao, probablemente Hutchinson estaba planeando su retiro tras quince años de trabajo en el servicio consular. Su salud empeoraba y estuvo de licencia la mayor parte de 1872. El 24 de febrero de 1874 se retiró y se fue a vivir a Curracloe, en su condado natal. Se dedicó a viajar y escribir, y publicó varios libros más. Luego, la familia se mudó por un tiempo a Middlesex, Inglaterra, y finalmente se establecieron en Florencia, Italia, donde el doctor Hutchinson murió el 23 de marzo de 1885 en su casa, en el número 2 de la Via Maragliano.

Esta es la historia del doctor Thomas Joseph Hutchinson y de su paso por América del Sur. Un buen lector y amigo nuestro, irlandés como él, nos ha enviado desde la Universidad de Belfast la hermosa y desgastada foto de The Lamp Hotel –antiguo pub del pueblo natal de Hutchinson, Stoneyfort– que hoy compartimos, digitalizada, con nuestros demás lectores en estas páginas. ¡Cuántos viajeros, desde la Antigüedad hasta nuestros días, parten desde los más remotos lugares del planeta, atraviesan ciudades, países y continentes, cordilleras, ríos y océanos, dejan sus rastros en diversas sociedades y tiempos y cruzan sus destinos, a veces sin saberlo, a lo largo de la sorprendente historia humana! Salud por todos ellos con cerveza roja de la vieja Irlanda.

Notas

(1) Edmundo Murray: «Thomas Joseph Hutchinson (c.1802-1885), diplomat, physician and travel writer». En: Irish Migration Studies in Latin America, 4:4 (octubre de 2007), pp 271-273. Disponible en línea: https://www.irlandeses.org/0610_271to273.pdf

(2) Richard F. Burton: Two Trips to Gorilla Land and the Cataracts of the Congo. Londres, Sampson Low and Co., 1876.

(3) T. J. Hutchinson: Buenos Ayres and Argentine Gleanings: With Extracts From a Diary of Salado Exploration in 1862 and 1863, Londres, E. Stanford, 1865.

(4) T. J. Hutchinson: «El cólera en el Rosario. Informe sobre la epidemia en el Rosario, durante el mes de abril de 1867, por el Dr. Thomas J Hutchinson, M.D., F.R.S.G., Cónsul de S.M.B en el Rosario». Revista Médico-Quirúrgica, año 4, n° 7 (8 de julio de 1867), pp. 106-12.

(5) Richard F. Burton: Cartas desde los campos de batalla del Paraguay, Buenos Aires, El Foro, 1998.

(6) T. J. Hutchinson: Two Years in Peru, With Explorations of its Antiquities, Londres, Sampson Low, Marston, Low & Searle, 1873.

(7) Miguel Lobo: Un hijo de Inglaterra á quién le ha dado por viajar en las regiones americanas que fueron de España y por escribir sendos dislates sobre ellas y sus antiguos dominadores, Madrid, Imprenta de M. Guijarro, 1874. 77 pp.

(8) Bartolomé Mitre a Diego Barros Arana, 20 de octubre de 1875. En: Payró, Roberto (ed.). Páginas de historia: Bartolomé Mitre (Buenos Aires, La Nación, 1906). Disponible en línea: http://www.e-libro.net/E-libro-viejo/gratis/paginas.pdf.

juliansorel20@gmail.com

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